Marta Plana, Vicepresidenta de la Asociación Española de Fintech e Insurtech nos habla sobre regulación. El fenómeno fintech (uso intensivo de la tecnología para mejorar la prestación de servicios financieros) está cambiando el panorama mundial bancario. La combinación entre finanzas y tecnología ya está revolucionando el sector financiero en Estados Unidos y Reino Unido, y…
Marta Plana, Vicepresidenta de la Asociación Española de Fintech e Insurtech nos habla sobre regulación.
El fenómeno fintech (uso intensivo de la tecnología para mejorar la prestación de servicios financieros) está cambiando el panorama mundial bancario. La combinación entre finanzas y tecnología ya está revolucionando el sector financiero en Estados Unidos y Reino Unido, y lo hará en España también. La avalancha mundial de servicios tecnológicos alternativos a la banca tradicional es tal que no podemos obviar que se trata de un fenómeno imparable y que ha venido para quedarse.
Se estima que en todo el mundo operan actualmente unas 15.000 fintech, que recibieron en 2015 unos 22.300 millones de dólares de inversión, según el informe de Accenture «Fintech and the evolving landscape”, del que el sector financiero participó únicamente en un 10% de las operaciones de financiación de estas compañías. Actualmente en España operan unas 128 fintech y se podría cerrar el año 2016 con un número muy próximo a las 200, pudiendo incluso superarse. En 2015 estas empresas sumaron un volumen de inversión de 130 millones de euros, lo que significa un 40% más respecto a la inversión del año anterior.
Estos datos confirman que en España las fintech han despegado y que aquí se vive un momento muy interesante, con grandes players españoles, con una proyección de crecimiento muy fuerte. No somos el país con más start-ups fintech del mundo, ni el más adelantado en el sector, pero sí podemos estar orgullosos de ser uno de los más activos a nivel mundial.
España cuenta sin duda con los principales ingredientes para crear un hub financiero de primer orden a nivel mundial: un gran talento financiero y tecnológico, creatividad e innovación en nuestro ADN y una posición única para ser enlace entre Europa y Latinoamérica. Sin embargo, en nuestro país estas empresas se encuentran todavía con un entorno legislativo insuficiente. Las fintech han venido para generar valor al sector financiero y a sus clientes, pero para poder hacerlo efectivo, necesitan de un apoyo de las administraciones, de una regulación acorde.
España ha avanzado un poco en cuanto a regulación en el sector fintech, pero no lo suficiente: se han regulado algunas actividades tecnológico-financieras como el crowdfunding y el crowlending, lo que reforzará el sector dotándoles de mayor seguridad jurídica y, en consecuencia, con mayores posibilidades de desarrollo y crecimiento. Pero todavía hay grandes lagunas en la regulación general del sector y grandes diferencias en materia regulatoria entre unas actividades y otras y respecto a otros países de nuestro entorno, mucho más avanzados a nivel regulatorio como Reino Unido o Francia.
En el último trimestre de 2016 la Asociación Española de Fintech e Insurtech presentará el Libro Blanco del Fintech en España, en el proporcionaremos a la Administración española y europea aquellos datos a tener en cuenta a la hora de regular este sector. No pretendemos regular empresas, sino que el sector financiero tenga en cuenta la existencia de estos nuevos players, con sus características intrínsecas, y que permita a las startup operar bajo las mismas condiciones, proporcionando seguridad jurídica a sus usuarios. El objetivo es responder a las necesidades financieras de unos clientes del siglo XXI que demandan otra forma de actuar a los servicios financieros: más transparente, ágil y próxima.
Londres, hasta el momento, centro financiero europeo por excelencia, hace años que sabe que las nuevas startups fintech tienen un gran futuro y las Administraciones han apostado por ellas, y por regular su actividad para que puedan operar bajo un marco legal, con unas reglas de juego claras.
Sin embargo, cuando se consume la salida de Reino Unido de la UE, previsiblemente cada fintech deberá trabajar para adaptarse a la regulación británica y a las del resto de Europa. Ésta es una oportunidad de oro para que España incentive a las empresas fintech, actualmente con sede en Londres, para que puedan establecer aquí su sede. Pero para que esto pueda ser una realidad, tenemos ante nosotros un reto regulatorio importante que resolver. Si no lo hacemos, si no acometemos las reformas necesarias para hacer que nuestro país sea un ecosistema de innovación líder en Europa, nos arriesgamos a perder ventaja competitiva y financiera respecto a otros países que ya han iniciado el camino regulatorio, y a quedar relegados a un papel secundario en las finanzas del siglo XXI.
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Artículo de opinión publicado en Fundsociety.