Las mujeres hemos roto con esfuerzo, tesón y buen trabajo muchos de los denominados techos de cristal en el ámbito del emprendimiento y hemos tomado la delantera a la hora de apostar por el autoempleo, una tendencia que probablemente se ha visto acelerada con la pandemia, que ha supuesto el empujón definitivo para que mucha gente se lanzase a la aventura del emprendimiento, haciendo bueno aquel dicho de “hacer de la necesidad virtud”, y buscando las oportunidades que podía ofrecer un escenario tan complicado en el panorama laboral.

Aunque no podemos negar que el per?l emprendedor sigue siendo predominantemente masculino, existen algunos estudios que sitúan a España por encima de la media europea en cuestión de emprendimiento femenino, con 9 mujeres emprendedoras por cada 10 hombres, cuando la media europea es de 6 mujeres cada 10, según datos del Observatorio del Emprendimiento de GEM.

Más allá de las cifras, es cierto que el perfil de la emprendedora en España corresponde a una profesional muy preparada, en muchos casos con formación superior a la de los hombres, que además cuenta con una serie de soft skills que permiten enriquecer el valor de las compañías, por su capacidad de liderazgo, la correcta gestión de conflictos y de mentoring, que demanda la situación actual, a lo que se suma un desarrollado olfato para identificar una oportunidad de negocio, clave a la hora de decidirse a emprender. Otra de las claves para seguir avanzando es el hecho de que cada vez existan más ejemplos de mujeres que han triunfado emprendiendo, que pueden ayudar con su experiencia a otras que quieran seguir ese mismo camino.

En todo caso, los motivos, las dudas y las barreras para apostar por el autoempleo, en la mayoría de los casos, son comunes a los hombres y las mujeres, una vez que estamos avanzando hacia una igualdad real de oportunidades y mejorando en la conciliación. No obstante, conviene recordar que el camino por andar todavía es largo y está plagado de piedras que pueden hacernos tropezar, pero también la flexibilización a la hora de conciliar la vida laboral, la redefinición de la figura del emprendedor en los últimos años y los nuevos modelos empresariales, ligados a la innovación tecnológica, son elementos que están permitiendo mejorar las posibilidades de emprendimientos de las mujeres. 

Desde nuestra experiencia en el ámbito fintech, podemos ser optimistas, pero sin obviar la realidad. En AEFI llevamos años analizando la evolución del papel de la mujer en el ámbito del finech e insurtech, y nos encontramos un panorama donde la mayoría creciente de empleados del sector (dos tercios) es mujer, con una edad media es de 38 años, y en la inmensa mayoría de los casos cuentan con una titulación superior. Pero al  mismo tiempo nos encontramos que solo 1 de cada 10 euros de inversión en compañías es captado por empresas fundadas por mujeres.

Desde el fintech se está fomentando la mejora de oportunidades laborales, mayores facilidades para conciliar el trabajo con la vida personal, con respecto a otros sectores, lo que supone un incentivo para todas aquellas mujeres jóvenes que están planteando cómo orientar su futuro laboral. Además, las fintech están dando ejemplo de cómo aplicar la igualdad real entre hombres y mujeres, apostando por la cualificación y capacidades de cada profesional, independientemente de su sexo y circunstancias familiares, como demuestra el hecho de que casi dos tercios ocupen puestos de alta dirección dentro de sus organizaciones.

Llegará un día donde no tengamos que analizar el número de mujeres que emprende ni el porcentaje que ocupa puestos de responsabilidad. Ese día podremos decir que se ha alcanzado la igualdad real en la que estamos trabajando.

Tribuna de opinion de Leyre Celdrán es ‘business manager’ de AEFI (Asociación Española de Fintech e Insurtech) publicada en Mujeres Seguir