El protocolo se ha alargado hasta 6-8 meses en algún caso y eso ha generado una cierta cautela. Hay que involucrar más a la APD y al Sepblac y que haya una apuesta decidida del Tesoro para que siga creciendo.
El sandbox o laboratorio de pruebas desregulado para la innovación financiera enfila su tercera convocatoria. El presidente de la Asociación Española de Fintech e Insurtech (AEFI), Rodrigo García de la Cruz, se deshace en elogios y razones sobre la oportunidad que abre para convertir España en un ‘hub’ de innovación -hay 1.000 fintech en el país-, pero lamenta que sus procesos van lentos y pide «más cariño» y recursos al sector público para que cubra las expectativas. En su primera edición aplicaron 67 proyectos y se aprobaron 18, en la segunda fueron aceptados 4 de los 13 presentados. La tercera ventana se cierra el próximo día 12 de abril.
Se creó la AEFI y se volcó en empujar el sandbox…
El sandbox es una iniciativa en la que se ha puesto mucho trabajo y cariño por parte de muchas personas. La asociación ha sido uno de los principales impulsores y el creador ha sido el Tesoro, el ministerio de Economía. Veíamos que había una gran oportunidad para que en un país como España, que tiene una tradición regulatoria y supervisora de alto prestigio a nivel europeo, se pudieran poner en marcha muchos proyectos. Y cuando se crea, nuestro país se posicionaba además como uno de los pioneros a la hora de tener un sandbox muy completo, donde cualquier compañía podría, a priori, acceder siempre y cuando tenga alguna iniciativa innovadora que cumpla los requisitos. Es decir, tanto si es una compañía pequeña, mediana o grande, como puede ser un banco pequeño, mediano o grande, puede ser un banco y una startup, o tres bancos con cinco startups, o una universidad con una fintech y de cualquier país del mundo…
Pero la segunda convocatoria no atrajo tanto interés como la primera ¿Qué ha pasado y cuáles podrían ser los puntos de mejora?
Cuando las compañías acceden a sandbox y son aprobadas tienen que pasar un protocolo donde van a chequear el proyecto no solo con el supervisor correspondiente -Banco de España, CNMV o Seguros- sino también otras agencias como es el Sepblac y la Agencia de Protección de Datos (APD) para comprobar que lo que vas a hacer se puede hacer. En la primera edición ese protocolo se ha alargado en algunos casos seis, ocho meses, y eso ha generado que en la segunda edición haya habido una cierta cautela y menos compañías. Algunas siguen con los procesos y con muy buen feedback, pero se han dado retrasos a la hora de ejecutar. Actualmente hay más de, como dicen los ingleses: wait and see: Vamos a esperar a ver cómo evoluciona. La tercera edición es una absoluta incógnita. La petición de la asociación es que se le ponga más cariño entre todos para que esté a la altura y cumpla las expectativas que todos teníamos hace dos años. Es una herramienta ideal, es un espacio maravilloso, algo con lo que sentirse orgullosos. Países como Francia o Alemania no tienen un sandbox.
¿Qué significa ponerle más cariño? ¿que sean más ágiles?
Sí, yo creo los supervisores tienen que trabajar en crear más equipos para atender las peticiones del sandbox. También hay que involucrar más a la Agencia de Protección de Datos y al Sepblac para que realmente sean parte del sandbox y, obviamente, que haya una apuesta decidida por el Tesoro para que esto realmente siga creciendo y que no pase a ser un espacio de pruebas en el que muy poquitos pueden entrar por lo que te piden a nivel de recursos o a nivel de tiempo. Se necesita un nuevo impulso del sector público para que cumpla realmente las expectativas. Es un buen momento para repensar cómo se puede agilizar y cómo se puede actualizar.
El Gobierno quería hacer de España un ‘hub’ de fintech ¿Se puede perder la oportunidad por estos retrasos?
Si en la tercera edición hay menos compañías que en la segunda estaremos enfrentando un problema. Si hay más que en la segunda, habrá que ver qué modelos y qué compañías están accediendo. El feeling que tenemos ahora mismo no es muy alto pero el riesgo no está tanto en que Italia, Portugal u Holanda puedan tener su sandbox y atraer talento. Creo que la oportunidad la estaríamos perdiendo nosotros. Y España tiene algo que es único: nuestra conexión con Latinoamérica. Muchas compañías de Latinoamérica se fijan en España para entrar en Europa y muchas compañías europeas se fijan en España para entrar a Latinoamérica. Si tienes un sandbox y salen proyectos diferenciales trasladas que los supervisores en ese país están siendo más abiertos a esa innovación. La clave es que funcione. Te pongo un ejemplo: en México se lanzó la ley fintech en 2018 y atrajo a muchas compañías porque entendían que era un entorno mucho más proclive para avanzar. Pero el hecho de tener un sandbox ya te posiciona a nivel global como uno de los países que está apostando por la innovación.
¿Para cuándo habría que tener lanzamientos comerciales?
Lo que todo el mundo esperaba es que hubiera uno o dos meses de protocolo y luego unos periodos de prueba que pudieran ser de tres, cuatro o seis meses y, si es muy complejo, un año. Ahora cumplimos un año desde la primera edición y todavía no hemos visto ningún caso comercial que haya salido a la luz. Creo que tampoco debiera preocuparnos mucho porque muchas veces dependerá de la complejidad del proyecto, pero tener casos de éxito fuera del sandbox generará algún efecto llamada importante.
¿En qué punto está el ecosistema español?
Estamos en un momento muy interesante y bonito porque la pandemia ha generado un boom de compañías y el sector fintech está mostrando una madurez importante, aunque siempre depende de con quién nos comparemos. Si lo hacemos con Reino Unido, obviamente, están mucho más avanzados porque son capaces de atraer más innovación y más talento. Yo miro con cierta envidia sana, por ejemplo, a Francia donde ha habido una apuesta clara por el sector desde el propio presidente del Gobierno, hasta el ministro de Economía, con un apoyo totalmente incondicional al desarrollo del sector fintech. ¿Y qué ha ocurrido? Que Francia está moviendo en inversión cuatro o cinco veces lo que se está moviendo en España. Está haciendo las cosas muy bien y deberíamos fijarnos. Ahí vemos un apoyo directo desde el más alto nivel de Gobierno como también lo vemos en Bélgica. Hay una lucha en Europa por ser el país fintech: Bélgica quiere ser el país fintech, y Luxemburgo, Francia…
¿Qué es lo que echáis de menos exactamente porque hay varias leyes recientes como la de ‘startups’ para impulsar el ecosistema?
Yo creo que tiene que ser un mensaje desde el Gobierno. En el caso de Francia el mensaje venía directamente de Macron, desde que era ministro de Economía. Tiene que haber ese mensaje de país para que nos involucremos y que llegue a todo el ecosistema porque tiene que haber vehículos de inversión. Sería bueno también acelerar los fondos europeos y la regulación para que se puedan capitalizar las startups.
Y, sin embargo, da la sensación de que hay muchas operaciones corporativas y que las fintech españolas atraen compradores
España tiene un ecosistema entre fintech, insurtec, protech, regtech... de 1.000 compañías operando en el país. Estamos muy por encima de otros países europeos. Alemania tiene menos pero más grandes porque tiene más capacidad también de inversión. ¿Cuál es un problema? Que se vuelve a replicar el tejido industrial: muchas pequeñitas, muchas pymes y pocas grandes. Hay operaciones corporativas, sobre todo, viniendo a diferentes países para crear grandes líderes europeos. A nivel de España vamos a ver muchas operaciones también por un tema de consolidación del sector fintech, igual que se ha producido en banca, igual que se va a producir en seguros y en el mundo de brokers. Si una compañía de pagos americana viene a Europa, por ejemplo, en vez de crecer y captar clientes se compra cuatro o cinco compañías en Europa y crea así su espacio de clientes. En el sector fintech posiblemente será mucho más rápido porque ya tienes valoraciones e inversores. Vamos a ver ese movimiento y luego a otras compañías saliendo a bolsa como están pasando en Europa y en Estados Unidos y en Latinoamérica. Un ejemplo es Nubank, un neobanco Latinoaméricano, que ha salido a bolsa y ya vale más que BBVA.
¿Y veremos colaboraciones con los bancos?
Los bancos, las aseguradoras, los brokers, las compañías de real estate.., se han dado cuenta del potencial que pueden encontrar en estas compañías fintech, insurtech, proptech.., para acelerar sus procesos de transformación en un entorno en el que ya no es una oportunidad la digitalización, es una obligación porque tus clientes te lo están pidiendo. Este espacio de colaboración se va a hacer mucho más grande y creo que seremos un ejemplo a nivel internacional porque somos uno de los principales países en colaboración entre el mundo fintech y el mundo corporativo. Estamos posiblemente en el top 5 de los países que más colaboraciones se producen entre bancos y fintech.
La AEFI ha elaborado un libro blanco sobre el lending online o préstamos online al consumo ¿cúales son las principales propuestas?
Queremos que esto se regule y se regule bien, no que se regule únicamente limitando los préstamos abusivos o las tasas abusivas. El libro blanco recoge 12 líneas en las que se debería trabajar. Entre ellas figura permitir el acceso a la información pública a todos los players del sector o crear burós positivos para tener más acceso a la información crediticia de los clientes porque, si no, ante la duda no vamos a prestarle. Hay que ver también cuál es la variable rentabilidad-riesgo y la clave es entender qué compañías son capaces de prestar a quién porque no es igual prestar al 2% y que te deje de pagar solo el 2% de tus clientes que prestará el 30% y que el 30% de tus clientes no te paguen. Si lo limitas de forma puramente por números o porque lo que consideras usura, igual estás dejando a un porcentaje de la sociedad sin acceso a unos préstamos que, bien gestionados, le están ayudando a crecer o a salir de su situación. El ejemplo más claro es en Latinoamérica donde hay muy poca inclusión financiera, y hay muchas compañías que prestan a gente en situaciones muy críticas, pero que les ayudan a entrar dentro del entorno financiero y crecer y montar sus empresas y ser autónomos, etc.
¿Qué opinión tenéis sobre la regulación de los criptoactivos que los supervisores piden acelerar para evitar que refugie al capital ruso?
En regulación, está encima de la mesa MiCA a nivel europeo y es muy positivo que se regule de forma coordinada porque creas un mercado único. Pero también hay que diferenciar entre tecnología blockchain, criptoactivos y criptomonedas. Mucha gente mete todo en el mismo saco y se coge o lo mejor o lo peor: o es el futuro que va a cambiar el mundo o son las criptodivisas que permiten que los rusos puedan financiarse. Ni una cosa ni la otra, hay muchos grises entre medias. En cuanto a las sanciones, nosotros, desde la asociación, estamos muy preocupados por la parte de Ucrania y estamos analizando también nuestro posicionamiento a la hora de hacer que se cumplan de alguna forma las sanciones en Rusia, aunque no somos quién para obligar porque no somos supervisores, reguladores ni sancionadores.
Esta entrevista ha sido realizada y publicada por El Economista. Puedes leerla aquí