Rodrigo García de la Cruz. Presidente de AEFI (Asociación Española de Fintech e Insurtech) La crisis de la COVID-19 ha tenido un impacto claro en la vida de todos nosotros y aunque lo prioritario ahora es controlar que no se descontrole el rebrote, sin duda creo que todos debemos ser el ejemplo que haga que,…
La crisis de la COVID-19 ha tenido un impacto claro en la vida de todos nosotros y aunque lo prioritario ahora es controlar que no se descontrole el rebrote, sin duda creo que todos debemos ser el ejemplo que haga que, en el futuro, nuestros hijos se sientan orgullosos de los adultos que fuimos ante la adversidad y la crisis de un momento sobrevenido, lleno de incertidumbre, pánico y angustia social.
Una de las derivadas del desarrollo de la COVID-19 ha sido una inevitable crisis económica, fruto de la parálisis casi total de la actividad económica durante varios meses, que ya estamos sufriendo y cuyas consecuencias todavía no somos capaces de calibrar, a la espera de próximos acontecimientos. No obstante, las circunstancias actuales y el mundo en el que vivimos son bien distintos. En la última década se ha producido una transformación, en buena parte silenciosa, que nos permiten contar ahora nuevos recursos y formas de encarar el futuro algo más protegidos, aunque cada vez existen más dudas de que se trate de un shock estacional, al estilo de lo que ocurrido por el estallido de la burbuja de las .com o como consecuencia del ataque terrorista del 11-S, y más bien nos encaminamos a una crisis que se puede convertir en sistémica como la de 2008. No obstante, esa experiencia de crisis anteriores, las medidas contundentes de gobiernos y de organismos como los bancos centrales y esos recursos con los que contamos esperemos que nos permitan afrontar una recuperación robusta en el momento en el que se estabilice la crisis sanitaria.
Pero, como decía, muchas cosas han cambiado con respecto a situaciones anteriores, entre otras la denominada cuarta revolución -la tecnológica- que ha propiciado nuevas formas de trabajo y modelos de negocio disruptivos que nos ayudarán a afrontar el futuro. Las empresas del ámbito financiero, ligadas al entorno tecnológico, en el sentido más amplio de la palabra, pueden y deben convertirse en la palanca sobre la que puede apoyarse la industria para salir de la crisis, lo antes posible y más fortalecidos.
Se trata de empresas que, por su naturaleza y su modelo de negocio, flexible y 100% digital, pueden desarrollar determinados productos y servicios a los que otro tipo de compañías no tienen acceso en circunstancias tan complicadas. De momento, ante esta situación de crisis abrupta y repentina, estamos viendo el ejemplo de start ups que desarrollaron mascarillas con impresoras 3D en el peor momento de la pandemia, otras que lanzaron nuevos productos en tiempo récord u ofreciendo servicios gratuitos, tanto en el sector de los seguros, como en el ámbito regulatorio y legal, que permiten facilitar los procesos o incluso acortar los plazos de determinadas gestiones, algo fundamental en momentos como el actual.
Las empresas del ecosistema Fintech ya estaban adquiriendo un protagonismo, que ahora se debe multiplicar, a la hora de satisfacer necesidades para empresas y usuarios, como el acceso inmediato a dinero y financiación, agilización de transacciones y la atención telemática al cliente, la firma de contratos, gracias a las empresas LegalTech y RegTech, así como la protección de bienes, viajes o salud, de la mano del insurtech. Son empresas que, por su estructura y su base tecnológica, trabajan muy bien en canales digital y son capaces de distribuir muchos productos y servicios por canales totalmente remotos.
Llevamos muchos años hablando de la transformación digital en el sector financiero, es el momento de coger la delantera para convertirse en la locomotora que acelere la salida de la crisis que se nos avecina. Ese es el rol que debe adquirir el ecosistema Fintech, aprovechando su posición de cierta ventaja ya que, desde un punto de vista de sector y actividad, está menos afectado ante este parón, aunque no dejen de ser pymes, pero en muchos ámbitos de negocio pueden seguir manteniendo su actividad.
La crisis de la COVID-19 nos ha cambiado a todos y pone sobre la mesa la necesidad e importancia de estar preparados para ofrecer servicios financieros digitales con garantías. Aprovechemos para ir un paso más allá, lideremos la recuperación económica de la mano de la tecnología, el Big Data y la inteligencia artificial, lanzando proyectos pensando en el bienestar de la comunidad y poniendo al servicio de toda la sociedad el expertise y el know how acumulado tras muchos años de trabajo y pruebas para avanzar en la digitalización de proyectos. La tecnología, unida al talento y las ganas de sacar lo mejor de nosotros nos hará ser más fuertes.
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