Rodrigo Garcia de la Cruz. Presidente de AEFI (Asociación Europea de Fintech e Insurtech) Un año después de la irrupción la COVID-19, que tantas cosas ha cambiado en nuestras vidas, podemos concluir que el sector Fintech está aprovechando este nuevo escenario para acelerar el impulso a la innovación en sus diferentes verticales del negocio.
No sabemos si el proceso de vacunación se desarrollará de tal forma que alcancemos una deseada normalidad a la largo de este año ni si, en un plazo razonable, volveremos completamente al mundo de antes de la pandemia, pero en cualquiera de los futuros escenarios, hay cosas que ya no cambiarán, como la forma de interrelacionarse entre compañías y clientes, y otras tendencias que se han acelerado a marchas forzadas y que permanecerán, como el teletrabajo, el comercio online…
Para el ecosistema Fintech, 2020 fue además el año de la puesta en marcha del Sandbox financiero, tras un arduo trabajo durante años por parte de todos los actores de la industria, que supone el mejor espaldarazo para convertir a España como verdadero referente del Fintech e Insurtech en la Unión Europea. En 2021 comenzaremos a recoger los frutos de este Sandbox, que tiene que acompañar a la verdadera transformación digital de todo el sistema financiero, abriendo la puerta a la inversión en start ups y la facilidad de financiación para proyectos Fintech, para que esa lejanía histórica entre innovación y regulación sea cada vez menor, aumentando la competitividad y animando a la atracción de talento internacional. De hecho, la primera convocatoria para presentar los primeros proyectos piloto y la presentación de solicitudes de acceso del Sandbox, que acaba de finalizar, ha demostrado el apetito existente en el ecosistema Fintech e Insurtech por desarrollar proyectos disruptivos.
De nuevo, por su origen y especificidades, es complicado calcular la magnitud y duración de la crisis económica, propiciada por un parón obligado en la actividad de numerosos sectores, pero sí podemos adelantar que toda esta situación ha acelerado la revolución tecnológica que sitúa en el tablero a nuevos jugadores con un papel esencial en el presente más inmediato. Hablamos de modelos de negocio que, gracias a su naturaleza (flexible y 100% digital), su estructura y base tecnológica, cuentan con una gran facilidad a la hora de desarrollar ciertos productos y servicios que otro tipo de empresas no podrían en circunstancias tan complicados como los que hemos vivido. Las Fintech han tirado del carro, por ejemplo, facilitando el acceso inmediato a dinero y financiación, agilizando transacciones, así como la protección de bienes, viajes o salud, entre otros servicios. O también propiciando nuevas alternativas para la inversión, en un entorno de volatilidad y tipos bajos donde la obtención de rentabilidad está supeditada a la asunción de riesgo, o nuevas fórmulas para maximizar el ahorro. 2021 tiene que ser el año definitivo para que las Fintech alcancen el protagonismo que merecen y pongamos en valor el gran esfuerzo y papel prioritario que están realizando para agilizar la salida de la crisis, poniendo a disposición todas las ventajas de este tipo de modelos de negocio y satisfaciendo necesidades de empresas y usuarios que otro tipo de empresas serían incapaces de satisfacer.
Los dos grandes retos para su consolidación pasan por seguir mejorando el ámbito regulatorio y el tan necesario acceso a la financiación. El desarrollo del Sandbox, acompañado de la estrategia Fintech de la Comisión Europea, que abarca desde el ámbito de la financiación participativa, a los préstamos online o las criptomonedas, nos permite ser muy optimistas. Solo con un entorno regulatorio apropiado, las Fintech podrán acceder a la financiación que les permita crecer.
El objetivo tiene que ser mantener el amplio caudal de talento nacional e incorporar el de profesionales extranjeros que, con ese entorno regulatorio propicio, no dudarán ni un momento en instalarse en España. Somos uno de los países con más start ups de Europa y tenemos los mimbres adecuados para ponernos a ese nivel en términos de inversión, nuestro debe histórico. Aprovechemos nuestro expertise, nuestro carácter innovador y capacidad de trabajo para convertir a España en el refugio mediterráneo de start ups y emprendedores digitales. Estamos en el camino de lograrlo, pero no nos podemos permitir ninguna relajación.
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