Las FinTech e InsurTech se han convertido en los últimos años en herramientas fundamentales para que otras empresas y consumidores finales alcancen sus objetivos gracias a la digitalización, la eficiencia en los procesos, su respuesta ágil ante los nuevos hábitos de consumo o la propuesta de sostenibilidad.
Las compañías FinTech e InsurTech se han convertido en los últimos años en herramientas fundamentales para ayudar a que compañías de todo tipo y a los propios consumidores finales alcancen sus objetivos con éxito, gracias a la digitalización, la eficiencia en los procesos, su respuesta ágil ante los nuevos hábitos de consumo o la propuesta de sostenibilidad
En este escenario de un mundo cambiante, sometido a una gran incertidumbre, donde el consumidor vive expuesto a un exceso de información pero también de sobreoferta, la Asociación Española de FinTech e InsurTech (AEFI) ha elaborado un documento que analiza las principales tendencias del ecosistema Fintech y algunos de los modelos que triunfarán en los próximos meses.
El crédito al consumo online se enfrenta al reto de responder ante el cambio en el comportamiento de los consumidores, cuyas preferencias a la hora de contratar productos de financiación han cambiado significativamente en los últimos años, aprovechando el uso intensivo de tecnología por parte de las entidades de crédito. Los clientes prefieren optar por productos más inmediatos, con un onboarding ágil y fácil, valorando la rapidez como elemento clave en su obtención. Un claro ejemplo lo encontramos con el uso de la financiación en el punto de venta, conocido como Buy Now Pay Later (BNPL), un método cada vez más presente, tanto en el entorno online como en la venta física, permitiendo financiar las compras de una forma rápida y con opciones de reembolso muy atractivas para los consumidores.
Un buen ejemplo son los autónomos que necesitan una financiación más adaptada a sus nuevos proyectos (según las últimas estadísticas del INE, subió más de un 10% a finales de 2021), por lo que son cada vez más las entidades que ofrecen préstamos a los consumidores y empresas (líneas de crédito, renting, factoring…) alternativos a la banca tradicional, mediante el uso intensivo de la tecnología. Tanto las propuestas ya desarrolladas como las nuevas, todas ellas cumpliendo la normativa que les afecta, se caracterizan por ofrecer transparencia, flexibilidad, rapidez y sencillez.
Una de las principales consecuencias de la pandemia de la Covid-19 ha sido la modificación de los hábitos de consumo, compra y pago de las personas, que en algunos casos han aumentado la vulnerabilidad y, por tanto, las exigencias de los propios consumidores a la hora de realizar todo tipo de transacciones. En este sentido, los nuevos players de este sector crean métodos de pago rápidos, eficaces y seguros serán una tendencia al alza en los próximos meses. Si el uso de efectivo ya se ha estado reduciendo gracias a la aparición de nuevas y variadas alternativas, el futuro no ha hecho más que empezar en este terreno: nuevas plataformas, monederos, servicios de pagos electrónicos, tarjetas de empresa que gestionan reembolsos, etc.
Tras la pandemia, los usuarios de estas tecnologías financieras han empezado a demandar un mayor alcance y mejores alternativas y ahí aparecen los marketplaces y agregadores, FinTech intermediarias que ponen en contacto a vendedores, que reducen el margen de sus beneficios para poder llegar a una gran masa de usuarios, y a compradores, que disfrutan de una gran variedad de WealthTech a través de una única plataforma. Además, con el objetivo de facilitar transacciones financieras y hacerlas más rápidas y seguras, nos encontramos con la tecnología Blockchain, que permite llevar a cabo un registro descentralizado que garantiza su integridad y confidencialidad. A esto se le suma, además el reglamento de la Comisión Europea, MiCA cuyo objetivo busca armonizar y regular el mercado de los criptoactivos dentro de la Unión Europea. Los nuevos modelos de negocio FinTech buscan facilitar a los usuarios agilidad, transparencia y diversificación de activos y se adaptan con rapidez a estos nuevos hábitos de consumo, hasta el punto que el 66% de los bancos tradicionales espera implementar blockchain en los próximos tres años, según datos del European Business Review.
La mayoría de los usuarios pertenecientes a la Generación Z (nacidos entre 1994 y 2010) ya reconoce que no ha pisado la oficina de una entidad financiera en su vida, que para ellos, su banco es su móvil. Buscan y seguirán buscando entidades “nuevas”, 100% digitales y sin legacy que no siguen los esquemas tradicionales, es decir, que utilizan los smartphones y las redes sociales para establecer su relación con los clientes. Los neobancos acaparan ya un porcentaje superior al 30% en el mercado de la banca digital en España, operando en el sector bancario de manera completamente digital, consiguiendo así importantes reducciones de costes que se traducen en ahorro de comisiones, cobros por servicio muy bajos.
Los retos para que este modelo de negocio siga creciendo pasan por ofrecer una experiencia altamente personalizada a un nicho de mercado muy concreto, al que satisfacer necesidades exclusivas. Es decir, se trata de apostar por un tipo de producto creado específicamente para satisfacer las necesidades exclusivas de financiación, gestión de pagos, soluciones de negocio, facturación…, a lo que se suma la importancia de contar con una base de usuarios homogénea que facilite la adecuación de los productos y servicios más atractivos y con mejores condiciones, que también permitan ofrecer un valor añadido y fidelizar los servicios del cliente.
Las empresas que se dedican a la gestión de patrimonios utilizando los últimos avances tecnológicos se han convertido en el principal elemento democratizador de la gestión del patrimonio e inversiones, proponiendo una oferta de soluciones digitales para todo tipo de clientes que antes estaba fuera de su alcance, con las soluciones digitales para todo tipo de perfil de clientes. De este modo, ayudan a fomentar la optimización del ahorro y la inversión consiguiendo de esta forma mejorar la educación y, por lo tanto, la salud financiera.
Este tipo de compañías permiten perfilar una cartera de inversión para cada cliente, según sus circunstancias y las de los mercados que, en el momento actual, permite que los ahorradores puedan adoptar un perfil más arriesgado, para tratar de compensar la pérdida de poder adquisitivo a la que se verían abocados los inversores más conservadores en un escenario de inflación. Pero, además, las WealthTech lideran una nueva tendencia sobre el ahorro sostenible, que podría también denominarse como el ahorro “inconsciente”, aquel donde el consumidor, realizando sus pagos cotidianos del día a día, logra ahorrar gracias al redondeo automático, una necesidad en el escenario actual de subida de precios, así como para acumular patrimonio en el largo plazo, como complemento necesario para la jubilación.
La industria financiera y aseguradora se enfrentan en su día a día a más exigencias regulatorias, no solo para cumplir con las normas de control y transparencia, sino también sobre uso y distribución de la privacidad de los datos que manejan en sus cada vez más numerosos productos digitales. Todo ello supone una importante carga de tiempo y dinero para las entidades, por lo que estas nuevas compañías, con su tecnología adaptada al sector, ofrecen un servicio necesario de reducción de estos gastos y esfuerzos a la vez que mejoran la agilidad, velocidad y precisión de la información que suministran a los organismos supervisores, ayudando a mejor las relaciones con estos últimos, proporcionando una información más compacta y adaptada a cada normativa.
Además, debido a que la transformación este tipo de FinTech ayuda, gracias a la tecnología, a la verificación de identidad y vigilancia de las operaciones. La monitorización de las operaciones que ofrecen alerta sobre posibles actividades ilícitas y da a las entidades financieras margen de reacción para neutralizarlas.