Rodrigo García de la Cruz. Presidente de AEFI (Asociación Española de Fintech e Insurtech)
España y su sector Fintech cuentan con una gran capacidad de innovación y desarrollo, lo que sumado al impulso que puede proporcionar la puesta en marcha del Sandbox de forma inmediata, podría situar a nuestro país como un verdadero referente del ecosistema en Europa, siempre que consiga librar la batalla del acceso a la financiación, que ha sido uno de los grandes obstáculos que tradicionalmente se ha encontrado el sector. Pese al carácter emprendedor e innovador de nuestras empresas, España todavía es un país donde es complicado hacer crecer un negocio digital, por la falta de suficientes incentivos fiscales y a la inversión en startups, lo que provoca que hayamos estado históricamente por detrás de lo que le correspondería proporcionalmente al tamaño de nuestra economía. Basta con observar la paradoja que supone que, pese a contar con un número de entidades de esta tipología solo superado por el Reino Unido, la inversión en start up en España represente apenas el 3% del total en Europa (con cifras del año 2019), en parte por las restricciones para muchas empresas el sector que, al considerarlas entidades financieras, quedan fuera de muchas ayudas.
En esa construcción de nuevos modelos de negocio en pleno desarrollo, donde España está a la cabeza en muchos casos, la unión entre las diferentes compañías expertas de cada uno de los segmentos de negocio puede hacer fuerza en un momento en que la economía mundial está en transformación, las entidades financieras están en pleno proceso de cambio de su modelo de negocio. Buen ejemplo es la alianza entre las ‘fintech’ españolas Bnext y Creditea, que anunciaron hace escasas semanas para ofrecer líneas de crédito ‘online’ a sus usuarios, sin comisión de apertura ni de cancelación en una cuenta virtual, a través del ‘marketplace’ de la ‘app’ del neobanco con un sencillo proceso de contratación. Este tipo de alianzas surgen de la interlocución dentro del sector y de escuchar siempre a los clientes a la hora de dar la mejor de las respuestas a sus demandas. Esa es una de las claves para contar con un tejido ‘fintech’ fuerte y consolidado en España que por ejemplo ofrezca liquidez a la economía en momentos tan complicados como los que estamos viviendo en la actualidad por la crisis de la COVID-19.
Precisamente, una de las certezas que nos ha traído esta crisis es la importancia del acceso al crédito, especialmente relevante para todos aquellos agentes económicos y personas que hayan sufrido un parón económico, por lo que ofrecer liquidez de forma responsable, así como otro tipo de servicios inmediatos para ayudar a particulares y a empresas en el contexto actual servirá para demostrar como las Fintech, por sus características y modelos de negocio, pueden responder mucho más rápido ante nuevos desafíos y requerimientos de los clientes en escenarios tan cambiantes. Estas compañías se caracterizan por contar con algoritmos que permiten llegar a financiar a empresas a la que los agentes tradicionales no llegan con tanta facilidad.
A esas alianzas sectoriales y el desarrollo regulatorio se tiene que sumar la incorporación de mecanismo de inversión público-privada, como los que propondremos en la futura regulación del crowdfunding y del crowdlending, siguiendo el modelo del Reino Unido con el Future Fund, para facilitar la inversión, a través de fórmulas como el equity crowdfunding, en compañías tecnológicas de todo tipo de sectores (movilidad, turismo, salud…) como alternativa a otras líneas de financiación como las líneas ENISA, que son insuficientes y en ocasiones excluyen a compañías catalogadas como financieras. De este modo, las Fintech pueden hacer de puente para invertir en el sector tecnológico, de ahí que se conviertan en pilar fundamental para el crecimiento futuro en un mundo cada vez más digital y romper el círculo vicioso de la financiación y ofrecer negocios disruptivos y nuevos servicios al cliente final, que además debe saber que las Fintech españoles cuentan con todas las garantías, aunque mantengan algunas trabas que ralenticen su desarrollo y crecimiento.
El objetivo tiene que ser crear un entorno favorable para el desarrollo de startups y empresas Fintech e Insurtech en España, realizando labores de interlocución, comunicación y colaboración con los organismos y agentes relevantes del sistema para fortalecer el crecimiento del ecosistema, de ahí la importancia del networking entre los emprendedores digitales y de constituir un lobby fuerte que empuje muchas de las reivindicaciones que lleva realizando el sector desde hace unos años. Solo así podremos operar en un entorno más ágil para animar a la inversión en start ups españoles, que las empujen a liderar el futuro de la economía digital, lo que redundará sin duda en un servicio más completo para el cliente e incentivará la tan necesitada llegada de inversión y la creación de puestos de trabajo en España.